El tiempo y la memoria
El tiempo guarda secretos en su pecho,
recuerdos que danzan en la mente viva.
Son ecos lejanos de una voz cautiva,
que en sombras se asoma, cual dulce despecho.
Los días pasados son un gran trecho,
un libro abierto donde el alma deriva.
La risa y el llanto en la vida conviva,
tejiendo historias en su eterno hecho.
Mas no hay que temer lo que ya fue,
pues cada instante es un ladrillo eterno;
un puente que une lo que hoy no se ve.
Así el tiempo avanza con paso tierno,
y aunque a veces duela lo que se fue,
la memoria abraza lo que es eterno.
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**Soneto 3: El tiempo y la naturaleza**
El tiempo abraza a la tierra y su canto,
las estaciones giran como un reloj.
La primavera asoma con su suave arrobo,
mientras el invierno cubre todo de manto.
Verano ardiente trae su dulce encanto,
y otoño pinta hojas de oro y rojo.
Cada ciclo es vida, cada paso es fuego;
la danza del tiempo en su eterno quebranto.
Miremos los cambios con ojos serenos,
pues la naturaleza nos habla sin prisa;
el tiempo es su arte y sus juegos terrenos.
En cada susurro de brisa precisa,
hallamos la esencia de instantes plenos:
el tiempo es un lienzo donde todo se avisa.
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**Soneto 4: El tiempo y el amor**
El tiempo es testigo del amor sincero,
que florece en miradas y dulces abrazos.
Un suspiro eterno entre sueños escasos
que transforma la vida en un viaje entero.
A veces fugaz como un río ligero,
otras veces lento como viejos lazos.
Los corazones laten entre fracasos
y victorias brillantes bajo el cielo entero.
Amor que desafía al reloj implacable,
que no entiende de horas ni de despedidas;
las memorias quedan como luz inquebrantable.
Así el amor vive entre risas y heridas;
el tiempo lo abraza con gesto amable:
un eco eterno de almas unidas.
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**Soneto 5: El paso del tiempo**
El paso del tiempo es un río profundo,
que arrastra las hojas del ayer marchito.
Cada instante vivido queda escrito
en las aguas claras de este mundo fecundo.
A veces ríe y a veces hace hondo
el eco del ayer que nunca ha sido mito.
Las arrugas cuentan historias en rito;
las huellas del paso son su mundo fecundo.
No temamos al tiempo ni a su andar lento,
pues cada segundo es una joya brillante;
en él hallamos vida y también sufrimiento.
Así vivimos con amor constante:
el tiempo es un amigo sabio y sincero;
una danza eterna entre lo efímero.
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Espero que estos sonetos te gusten y capten la esencia del tema que buscabas sobre el tiempo. Si necesitas algo más específico o diferente, ¡dímelo!
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