Prefiero escribirte, aunque ya no hablemos.
Prefiero recordarte, aunque ya solo sea un pedazo pequeño de
tu universo.
No quiero despedirme de ti.
Tu sonrisa no es molesta entre mis recuerdos.
Tu voz no duele entre las pocas cosas que me motivan a
seguir escribiendo.
Siempre seré ese amigo que espera.
Siempre seré ese soñador que no sabe decirte adiós.
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