En los recuerdos yace una tierna añoranza,
De un tiempo pasado, donde el alma danza.
Entre las sombras de los días que se fueron,
Persisten las memorias que el corazón espera.
Las risas de antaño, como ecos en la bruma,
Los días de inocencia, cuando el mundo era espuma.
Los amigos que se fueron, los amores que se fueron,
Todo se entrelaza en un tejido de sueños sinceros.
Las calles que solíamos recorrer de la mano,
Los lugares que visitábamos, en un mundo temprano.
Las palabras no dichas, los abrazos que quedaron,
En el rincón del alma, como suspiros que fluyeron.
Añoramos los momentos, las miradas compartidas,
Los atardeceres dorados, las almas unidas.
En la añoranza de un tiempo que ya no es presente,
Encontramos la magia de lo que fue, y aún se siente.
La añoranza nos susurra melodías del ayer,
Nos envuelve con suavidad, nos hace estremecer.
Aunque el tiempo avance, la añoranza perdura,
Como un eco lejano de una historia que perdura.