Su imagen presidía sus noches.
Era su inspiración.
El último requiebro que había pronunciado era para ella.
No sirvió de nada, un silencio atenazador envolvió aquel momento.
Solo quedo su fotografía en la mesa de noche testigo de lágrimas silentes.
Su imagen presidía sus noches.
Era su inspiración.
El último requiebro que había pronunciado era para ella.
No sirvió de nada, un silencio atenazador envolvió aquel momento.
Solo quedo su fotografía en la mesa de noche testigo de lágrimas silentes.
El tiempo tejió un manto de silencio entre ambos.
Él decidió escribir siempre pensando ella.
Decidió hacerle un hueco es corazón.
Sabiendo que jamás la abrazaría.
No queda nada de lo que hubo.
El tiempo borró todas las huellas de aquel corazón.
La tormenta es continua.
No hay noche que no lluevan piedras en su corazón.
Háblame de ti.
Cuéntame tus sueños.
Confíame tus secretos.
Cuéntame como es tu universo.
Háblame de ti.
Cuéntame aquello que te hace feliz.
Son tiempos difíciles para escribir desde el corazón.
Tiempos extraños donde todo caduca rápido.
Todo es fugaz como una estrella.
Mientras todos viven rápido, pongo tu nombre a una estrella.
Escribo recordando tu mirada.
Sin esperar nada.
Tiempos de frialdad y poses estudiadas.
La distancia ya no importa.
El tiempo ya no pesa.
Todo pasa.
Hoy solo soy una línea en tu vida.
Me quedaré mirando el mundo a través de tus ojos.
Intentando descifrar los hilos que manejan tu corazón.
Te dedicaré palabras y canciones en secreto.
No dire nada.
Simplemente amararé en silencio.
Miraré el mundo a través de tus ojos.
No todo son vino y rosas.