Le agrada mirar su sonrisa.
Dejarse llevar por su misterio.
Era feliz escribiendo para ella, aunque sabía que nunca se lo podría decir mirándola a los ojos.
Le agrada mirar su sonrisa.
Dejarse llevar por su misterio.
Era feliz escribiendo para ella, aunque sabía que nunca se lo podría decir mirándola a los ojos.
Solo conocía su nombre.
Su mirada azul como el mar le transmitía calma.
Sabía que nunca la abrazaría.
Se convirtió en su amor platónico.
El cansancio lo devoró.