Oda al Perro
La Lealtad Encarnada
En la penumbra de la noche estrellada,
el perro, fiel guardian de la morada,
sus ojos, faros de amor y de calma,
reflejan la esencia, la pura alma.
Su andar, un compás de pasos sincero,
traza caminos en el tiempo entero.
Un susurro de vida, un eco en el viento,
la amistad que trasciende, un puro sentimiento.
En su ladrido, la voz del hogar,
y en su silencio, un profundo amar.
Cada gesto, un poema, cada ladrido,
la historia de amor que nunca ha sido olvidado.
Oh, criatura de Dios, noble y divino,
con un solo vistazo, haces del mundo un destino.
Eres la sombra que sigue al hombre,
y en tu lealtad, el amor se asombre.
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