Me acostumbré a tu voz.
Me acostumbré al mar de tu mirada.
Me acostumbré a recordarte en los días tristes.
Eres capaz de hacerme sonreír.
Aunque no estés cerca.
Las caricias de tu voz dan vida a mi corazón.
Oda al Mar Introducción En el vasto lienzo azul, el mar se despliega, como un poema sin fin, donde el tiempo se juega. Susurros de olas, un...
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