Los corazones destruidos acaban siendo letras de canciones de amor.
Los corazones marchitos suelen dar pie a sonetos nocturnos.
Los corazones sin dueño son propiedad de las estrellas.
La noche, crisálida de sombras, manto denso, no es el lecho final, la renuncia al lienzo. Es pausa, sí, silencio que precede al alba, donde...
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