Las lágrimas pueden llenar el mar.
Las rosas se marchitaron.
La soledad ya no pesa.
Aprendí a ver el lado bueno de tus ausencias.
No me importan, ya los silencios después de todo son una buena herramienta para pensar.
Ya no me pone triste pensar en ti.
No dueles tanto como creías.
Las luces de la ciudad ya no me resultan monótonas.
No me dejaré atrapar por la nostalgia.
Me prometí a mí mismo hacer las paces con mi pasado.
No te esperaré más tiempo.
No fue el niño que quiso.